La construcción sostenible mejora la calidad de vida al crear espacios más saludables y confortables, reduciendo la exposición a sustancias tóxicas y alérgenos. Además, promueve la eficiencia energética, lo que disminuye los costos en servicios básicos, beneficiando especialmente a hogares con recursos limitados. En resumen, protege el medio ambiente y proporciona entornos más saludables y económicos para las personas, mejorando su bienestar general.